Decir adiós no es fácil ni bonito. Creo que a nadie le gusta y si es así pues son masoquistas. Las despedidas vienen cargadas de tristeza y melancolía, al saber que te alejaras de alguien tratas de pasar el máximo tiempo junto a ella antes de que pase (por lo menos yo), lo que también se vuelve contra ti cuando te encuentres solo después.
En mi vida he dicho adiós a mucha gente y he visto decir adiós a muchos mas, porque de paso soy a la que piden que acompañe al aeropuerto para despedir a alguien. La peor fue una vez que acompañe a un amigo a despedir a su novia porque se iba a vivir a otro país. Ambos fueron muy correctos y hacían conversación como si nada pero al momento de alejarme para que se despidieran ellos su beso incomodo y abrazo posterior hicieron que a ella se le salieran las lágrimas y a el limpiárselas. Hasta los mas duros son muy frágiles, los momentos posteriores en los que no sabes que decir consumen la cabeza como ningún otro momento, al final lo mejor es quedarse callado hasta que la otra persona quiera porque ni el chiste mas gracioso del mundo puede hacerles reír (lo he intentado y fallado). Ayer me toco decir adiós y decidí no pensar en ello, solo la despedi como si me fuera yo de viaje un fin de semana y no la extrañaría. No era la primera vez que lo hacia y pensé que las veces anteriores lo que me hacia deprimirme era el conducir sola hasta mi casa, momento en que mi cabeza daba muchas vueltas, así que esta vez la música a todo volumen para no pensar. Gracias a la emisora que me mantuvo entretenida con todas las canciones de Shakira, Lady Gaga, Bruno Mars y No doubt que me sirvieron como karaoke personal. Pero llego la noche y no lo pude evitar mas, la extraño mucho.
Lo mejor es que comienza la cuenta atrás y un mes pasa volando. Lo mejor esta por venir y es el reencuentro!
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